-Mírame a los ojos.
+Ya lo hago.
-Bien, ahora dime, ¿que ves?
+Veo unos ojos empapados entre lagrimas.
-¿Y sabes a que se deben?
+No..
-Se deben al dolor que me haces tu. El dolor que siento de tenerte a pocos centímetros y no te atrevas a robarme ese beso que los dos deseamos.
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